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Bar Bocatini
Foto: Irene FernandezBar Bocatini

¿Dónde comer barato en Barcelona?

Una selección de 16 restaurantes excelentes para comer bien y económico

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
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¿Dónde comer barato en Barcelona? Os ayudamos en la épica tarea de encontrar restaurantes buenos y baratos donde comer en Barcelona. Un asunto que, con la subida del IPC y el coste de la vida, es cada vez más difícil. Ahora bien, os aseguro que si lleváis a alguien a comer a uno de estos restaurantes, el único tipo de interés que valga seréis vosotros, por haber acertado el tiro. Porque todo el mundo sabe comer gastándose 250 euros en una Michelin en Barcelona, pero lo difícil es encontrar buen lugar donde salir satisfecho por 15 o 17 euros. Y si queréis ir a precio fijo, aquí tenéis los mejores menús de mediodía de Barcelona

NO TE LO PIERDAS: Y si tu presupuesto tiene un límite marcado, aquí tienes una lista de los mejores menús de mediodía de Barcelona

  • Restaurantes
  • Sants - Montjuïc

La segunda vida de la Bodega Montferry es donde estuvo el Bar La Montañesa, "un local que durante los años noventa se reconvirtió en un bar de menú, pero que en origen era una bodega.

Tras tener que cerrar de su primera sede, el verano de 2022 se establecieron unas calles más abajo. Todo ha cambiado para seguir igual: mantienen los precios populares y una extraordinaria relación calidad-precio. Que te salta a la boca cuando comes un bocadillo de mollete de fricandó (4'75 €) o de berenjena confitada con champiñones y salsa romesco (4 €). Y por supuesto, un repertorio de cocina por bodega breve, pero para mojar pan y hecho al momento: capipota y tripa, albóndigas con calamar, oreja con garbanzos... ¡Alegría!

  • Restaurantes
  • Catalana
  • Sant Antoni
  • precio 1 de 4

Bernat Dalisay, nacido en las Filipinas, llegó a Barcelona hace 25 años, casi los mismos que ha estado trabajando de cocinero. Pasó 11 trabajando en una marisquería, y los 11 siguientes cocinando en Gelida, uno de los grandes restaurantes populares de Barcelona. Bo de Bernat, abierto en verano de 2002, es su restaurante propio. Y sigue el mismo esquema: casa de comidas familiares a precios populares, con una larguísima carta de cocina catalana y todo elaborado desde cero.

Y ha acertado: la gente llena el local con toda la razón del mundo. Porque por 15-18 euros, solo carta, esto es una fiesta mayor del chup-chup, el guiso y el vino bueno a raudales. Sí, están las míticas carrilleras de cerdo –melosas y con la corteza tostadita– y todo el repertorio conocido, pero también cosecha propia, como unas croquetas de fricandó brutales. Las cartas kilométricas no fomentan la confianza, pero una vez has comido aquí, certificas que esto no es un 'hartapobres', sino un restaurante popular serio como pocos quedan. 

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  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Nou Barris
  • precio 1 de 4
  • Crítica de Time Out

¿Un restaurante gallego que se llama A Garrotxa? "En Galicia, una 'garrocha' es la raíz gruesa de un matorral llamado 'uz', que se utilizaba para hacer carbón, una materia prima fundamental", me explica Jesús Pérez (sala), copropietario de A Garrotxa (Avenida de Río de Janeiro, 135) junto a su pareja, Manoli Rodríguez (cocina), que lo regentan desde 1990. "El primer propietario escribió el nombre de 'garrocha' mal y así se quedó el cartel", ríe Rodríguez, frente a este nombre híbrido entre la Catalunya y la Galicia profundas.

No es que A Garrotxa sea un secreto para los vecinos, sino para los foráneos de Nou Barris. Estamos en uno de esos restaurantes descentralizados con una relación calidad-precio extraordinaria. Pido espárragos a la brasa con romesco (práctica de riesgo, a menudo castigada con una mierda aceitosa y escueta en los menús de mediodía). Aquí es, nada menos, que un plato de espárragos con sabor a brasa porque los han hecho a la brasa (el horno de leña te mira mientras pagas en caja). De carta, especialidades telúricas son la 'sartén de zorza' –dados de cerdo encurtidos y macerados con patatas– o el botillo, embutido emblema del Bierzo: intestino de cerdo relleno de chuleta adobada de cerdo y asado, con patatas. Por algo más de 20 euros esto es un festival de alta intensidad.

  • Restaurantes
  • Argentina
  • Esquerra de l’Eixample

El concepto de Pibä –qué nombre más curioso, parece que volvemos a la era de Mötley Crüe– es sencillo y efectivo: un bar-restaurante que te sirve brochetas en una canasta (algunas hechas a la brasa) acompañadas de patatas fritas y que te comes con las manos (el concepto recuerda un poco los antros de la costa de Guirilandia que te ponen en una cesta pollo a l'ast y patatas para devorar sin cubiertos).

La diferencia es que aquí el producto es óptimo, la cocción está en su punto, y las patatas fritas buenísimas. PiBä es el invento de un cocinero argentino de altos vuelos, Daniel Tolosa, que quería "ofrecer un producto gourmet a un formato simple y descontracturado", explica. Por poco más de 15 euros, indulgencia de unas brochetas de entraña con salsa criolla y chalota caramelizada, fritas y cerveza, por ejemplo, y el menú de mediodía (con empanada bien hecha incluida) es muy recomendable. Bueno, rápido y barato. 

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  • Restaurantes
  • Sant Antoni
  • precio 1 de 4
Comidas caseras. Ya son pocos los lugares que pueden definirse así, como Can Vilaró. Un histórico, un clásico, un auténtico. Ubicado frente al majestuoso y renovado mercado de Sant Antoni, Sisco y Dolors reciben diariamente como en casa toda una legión de clientes fieles que ya saben qué elegir. Sin menú, solo una carta de precio muy atractivo y platos del día.
I debe ser uno de los restaurantes serios de Barcelona -con todo hecho desde cero y producto de escrupulosa temporada- donde se come mejor de precio a la carta. Con 15 euros para gastar, esto es un festival de habas a la catalana y pies de cerdo con setas, por citar un recorrido. 
  • Bares y pubs
  • Bares de tapas
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 1 de 4

Este es el pequeño milagro: Bocatini es un bar de barrio en un lugar donde no hay barrio, dice Javier Aragón. Con precios de barrio y calidad notable. Y una oferta casi inédita en la ciudad: el plato combinado a la carta. A partir de una base que escoges –butifarra, lacón a la gallega, calamares a la andaluza...– añades dos guarniciones –judías verdes con jamón, tortillas variadas, croquetas de ibérico, ensaladilla rusa, rovellones a la plancha ...– y terminas comiendo bien y rápido por 11 euros, bebida incluida.

La calidad es buena y saben lo que hacen. Butifarras y salchichas son de Calaf, la chistorra es de Navarra de la de verdad, y el pescado del día es fresco. La plancha del bar está impoluta, y cada mañana Asunción Alonso prepara las guarniciones (la ensaladilla rusa está para chuparse los dedos, y las tortillas de patatas y verduras, también). El bar es una preciosidad vintage de pulcro bar detenido en el tiempo, y el trato es familiar, de segunda casa.

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  • Restaurantes
  • Italiana
  • Hostafrancs
  • precio 1 de 4

Contra el mal cuerpo que un pretendido gran restaurante italiano te clave 15 euros por media bolsa de pasta fresca industrial que en el súper cuesta 3, os podéis regalar un mediodía o una noche en el Brera: un bar restaurante de italianidad austera pero total, resguardado en una esquina de Hostafrancs. Un puñetazo pequeño y sin artificios, pero orgulloso: doce referencias, entre antipasti y ñoquis, "todos hechos desde cero".

Lo abrió Mirko Italiano a finales de 2018, y en enero de 2019 decidió convertirlo en "el único bar de ñoquis de Europa, que tenga yo constancia", ríe. Italiano amasa los ñoquis cada día. "El ñoqui es una pasta que lleva huevos, harina y patata. Mi receta tiene una masa de sólo patata y harina, con un toque especial ", explica. Y vaya, es cierto. Tras examinar una carta breve pero tentadora (¡ñoquis con berenjena ahumada, gambas y pesto de pistachos! Y un menú de mediodía a 12 euros) me decido por los clásicos de ragú.

Tras examinar una carta breve pero tentadora elijo un platazo de ñoquis de ragú –impecable, con más carne que salsa, como debe ser–, que sale por diez euros. Cualquiera que entienda, sabe que un abundante plato de pasta hecha a mano con salsa casera por diez euros es un regalo. 

The Pan's Club
  • 5 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Pastelerías
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • Crítica de Time Out

Una pareja de franceses residentes en Barcelona han abierto un take away a la francesa, como si estuviéramos en París. En colaboración con la chef francesa Chloe Saasa, han elaborado una carta donde el protagonismo es para las quiches (de verduras, de raclette, de salmón y espinacas, de patata y cebolla, ...) que se pueden acompañar con ensalada como pack para comer. También es lugar para smoothies, bagels salados y postres dulces, como galletas y una delicia llamada brownie con Snickers.

Poca broma: en el 2022 ganaron el premio a la Mejor Quiche del Mundo, un galardón que otorga nada menos que la Asociación Francesa por la Protección de la Quiche (APQ). Tienen una carta de quiche muy amplia y que se adapta a los productos de temporada, con unas ocho opciones distintas. Y la oferta tiene una calidad precio-inmejorable: su menú, por 11'90, incluye una buena crema caliente y un pedazo de quiche generoso con agua y ensalada. Los fines de semana, el precio del menú asciende dos euros, pero en una zona como el Born, esto sigue siendo trato de amigo.

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  • Bares y pubs

Justo al lado del puente de Vallcarca, la bodega cooperativa La Riera es un bar de barrio, obrero y anarquista. No tengas miedo: aquí todo el mundo es bien recibido, y las cañas son de cerveza buena y bien tiradas. Si estás harto de sentirse un saco de dinero con patas que el 'stablishment' pone del revés y sacude para cobrarle hamburguesas a doce euros y vermuts a cuatro, este es tu sitio.

Alejado del ruido urbano y turístico, aquí encontrarás una bodega de toda la vida con calor humano y un nada disimulado y saludable espíritu anarquista: nada más entrar, la barrica de vino grita "Basta de derribos and remeber: Gaudí hates you!". Para beber, vino y vermut a granel, vino de botella de cooperativa y ecológico, cervezas artesanas, ratafía, zumos ecológicos… Y todo hecho en el territorio catalán. Para comer, una carta de buenos bocadillos, tapas y ensaladas (donde se privilegia el hecho vegetariano: hacen su propia sobrasada vegana), a precios populares. Aquí, a menudo te sorprenderán conciertos en formato de bolsillo, fiestas y karaoke.

  • Restaurantes

La israelí Shira Ben Shitrit es la jefa de A Tu Bola Gourmet Food, un minúsculo restaurante que refunde el producto de proximidad y a menudo ecológico en forma de platos combinados de imaginativas albóndigas, donde podéis elegir pelotas y acompañamiento.

Shira explica que la inspiración para hacer recetas de bolas tan imaginativas -y saludables- como la bola Lenduri (lentejas tandoor con calabacín y 'tzatziki') proviene de la cocina estilo marroquí de su abuela (y se nota, porque este es un lugar de comida rápida, donde se nota el cariño '). Tres enormes bolas de cordero especiado –tienen muchas variedades vegetarianas- más unos fideos -de arroz extrafinos- salteados con verduras, cuestan 12 euros (copa de vino bueno incluido). Y de postres, una bola de chocolate. Si estás sentado en la barra que mira al Raval, espectáculo asegurado. 

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  • Restaurantes
  • Pizza
  • El Poblenou
  • precio 1 de 4

La pizza napolitana tiene que ser popular. Esta es una regla que, en una ciudad donde el adjetivo gourmet prolifera, a menudo falla. Pero en Zia Carolina esto se cumple con todo detalle. En medio del renovado eje de Pere IV, dos hermanos napolitanos, Antonio y Ciro, han puesto manos a la masa para ofrecer una pizza napolitana de muy buena calidad-precio.

El local es austero pero agradable, y Ciro prepara las pizzas con una rapidez y habilidad que parecen sobrenaturales. Si no hay demasiada cola, en unos escasos tres minutos os sacará del horno pizzas como la Diavola, con una generosa ración de guindilla y salami de Nápoles. La masa cumple el requisito de borde grueso y alveolada, y los ingredientes son buenos, estirando al máximo lo que permiten unos precios de entre seis y nueve euros. Con una pizza enorme y dos cervecitas bien tiradas, sales a 14 euros por cabeza.  

  • Restaurantes
  • China
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4

¿Qué es un 'dumpling' –o una 'gyoza' o un 'bao' o un ravioli ...– sino una versión diferente del mismo? Ese arquetipo universal de piezas de masa rellena (dios su 'empanadilla' o hatillo o 'Shaomai') que a menudo se come con la mano y se traga de un solo bocado de placer.

En Dr. Zhang se han especializado en la empanadilla china (aunque ellos no lo sean). Y puedes ver como te llevan, de la cocina a la mesa, piezas tan variadas y poco ortodoxas como los rellenos de pato o los fritos con curri. Comer aquí es un doble placer: porque ofrecen platos de elaboración casera y buen producto que en pocas ocasiones sobrepasan los siete euros. 

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  • Música
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera

En el Paseo del Born hay vida más allá del guiri. Aunque el barrio esté contagiándose del síndrome del parque temático, todavía hay rincones que sabes que permanecerán en pie cuando el pandemónium amaine y podamos vivir de una vez todos en paz en el Casco Antiguo.

El Cactus es uno de esos reductos. A los turistas les flipa, pero este pequeño bar ha sabido mantener intacta su personalidad y en ningún momento se ha alejado de su esencia: forma parte del Born más incorruptible y así será, a pesar de las manadas de guiris que corren en estampida a la barra cada vez que aparece un mojito.

Sí, los mojitos del Cactus son una maravilla. Mojitos como es debido. Golosos, generosos, con ingredientes de primera calidad y la medida exacta en las dosis. Y por la noche salen en tromba para rellenar el depósito de una tropa hambrienta de azúcar moreno, ron y menta; una tropa que suele llenar el local cuando llega el buen tiempo.

La planta baja es una caja llamativa donde flota una bola de discoteca que baña de luces la estancia al ritmo de los DJs. Si estáis aburridos, podéis sentaros junto al ventanal y ver el desfile de personajes que pululan por el barrio cuando llega la oscuridad. Y si os apetece airear las axilas, resulta obligatorio clavar las nalgas en la terraza, la joya más codiciada del local.

Cubierta por un pequeño porche de construcción antigua, protegida en una esquina, la terraza del Cactus es un enclave privilegiado en la ribera del Paseo del Born. Un mirador que adquiere estatus de lugar celestial por las mañanas. Y es que el Cactus funciona todo el día, y apuesta también por unos smoothies, vermuts y shakeratos de primera que complementan la notable carta de cócteles y conviven con unos desayunos dionisíacos llenos de golosinas de pastelería high class. Lagrimita, ¿verdad?.

  • Bares y pubs
  • Bares de tapas
  • Gràcia
  • precio 1 de 4

Pocos lugares encontrarás como este en Barcelona: un vivero cultural que se dedica a promover cultura emergente y con una propuesta gastronómica tan cuidadosa como su programación. Este antiguo garaje es un restaurante diáfano, que dispone de un escenario por el que desfilan propuestas a menudo cruzadas con la gastronomía: ¡como una parrillada argentina con poesía y cumbia!

Por 15 euros, con cerveza, un mediodía de fin de semana cualquiera te puedes zampar un maravilloso pepito mar y montaña –¡con atún a la plancha, tocino, tapas y pimientos de Padrón!– y una ensaladilla rusa impecable, mientras la resaca se disuelve en un balsámico concierto de tango electrónico. Consultad la programación, siempre hay algo que vale la pena. O mejor aún, acércate un domingo en franja vermut a ver qué pasa.

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  • Restaurantes
  • Asiática
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4

Hay que celebrar el éxito de un lugar como The Last Monkey. Este bareto 'esquinero' ha hecho un trabajo excelente, sin pretensiones y dedicada al barrio: tapas asiáticas y fusión mediterránea por el mismo presupuesto con que un aborigen puede ir a comer al Vilaró o a Rafel. El chef italiano Stefano Mazza –de los Alpes, territorio de contundencia y sabor– conoce muy bien Barcelona y el mestizaje con Asia.

Ha construido una carta corta y sabrosa donde el sudeste asiático se injerta de toques italianos, o al revés. De ejemplos sabrosos tiene a puñados: como un híbrido entre ensalada césar y gyoza, o el gran éxito de la casa, las berenjenas picantes estilo chino por menos de cinco euros. Por siete, el plato fuerte de la casa: las carrilleras tagaloc. Ternera, melosa, estofada al estilo filipino, con jengibre, lemongrass y comino, donde la cocina catalana encuentra el punto de frescura que a veces carece el sofrito lento.

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