Este emblemático restaurante que abrió en 1839 tiene el crédito de haber introducido la alta cocina francesa en Madrid. Hoy en día está reconocido tanto por su historia y su decoración belle-époque, así como por su (cara) comida. El menú es tan afrancesado como siempre pero tiene un muy refinado cocido, buena caza y callos, junto con una excelente (aunque también cara) lista de vinos.
En las mesas de los restaurantes que rodean la Puerta del Sol encontrarás muchos turistas dispuestos a pagar una buena suma por un menú típico español. El cocido madrileño y las croquetas de jamón son muy demandados, y la oferta se ha ajustado a la demanda. Pero si rebuscas bien entre las callejuelas que salen de la céntrica plaza hallarás restaurantes donde comer muy bien por muy poco.