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¡Viva la patria! 10 restaurantes donde comer locro y comidas tradicionales en Buenos Aires

El locro, las empanadas y otros platos tradicionales son sinónimo de fechas patrias. ¿Dónde comer los mejores de Buenos Aires? Acá te lo contamos.

Caro Venesio
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Caro Venesio
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Cuando pensamos en tradición y celebraciones patrias, la gastronomía no puede dejarse de lado. Platos típicos como el locro, los pastelitos criollos, las empanadas o la humita en chala son algunos de los mejores representantes de la cultura culinaria de nuestro país y, muchas veces, de recetas que se remontan a la época prehispánica, donde los pueblos andinos conjugaban los mejores ingredientes de sus tierras. 

Los días invernales y las fechas patrias, como el 25 de mayo o el 9 de julio, nos invitan a degustar platos típicos como el locro, un guiso a base de maíz, porotos, zapallo y una gran variedad de carnes e ingredientes: preparaciones que varían de región en región y de país en país, aunque su lento proceso de cocción es la constante en todas las latitudes. ¿Ya te tentamos con un plato abundante? En esta nota te recomendamos 10 restaurantes de la ciudad de Buenos Aires especializados en comidas tradicionales con acento bien argentino.

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1. La Paceña

Todo un clásico del barrio de Belgrano. Desde que abrió sus puertas en 1991, deleita a los amantes de las empanadas bien crocantes por fuera y súper jugosas por dentro; y dicen los que saben que es casi un sacrilegio comerlas con cuchillo y tenedor. 

De inspiración boliviana – a este estilo de empanadas ellos las llaman ‘salteñas’–, la carta de La Paceña también ofrece una gran variedad de cazuelas, entre ellas, el locro compuesto por carne vacuna, carne de cerdo, panceta, chorizo, batata, repollo maíz quebrado, porotos y salsa de la casa ligeramente picante. De postre: un ‘paceñito’ de batata o membrillo.

El dato: Don Víctor se llama el dueño de La Paceña y su restaurant es un homenaje a sus abuelos, quienes vivieron durante varios años en Bolivia en donde criaron a sus hijos. Las recetas autóctonas las heredó de su abuela Catalina.  

Dónde: Echeverría 2570.

2. El Hornero de San Telmo

El locro nunca falta en el menú de este restaurante al paso y take away ubicado en una de las esquinas del Mercado de San Telmo. El Hornero de San Telmo se especializa en empanadas, comidas regionales y criollas y tiene vistas a la casa de Esteban de Luca, una de las viviendas más antiguas de la ciudad de Buenos Aires. 

La cazuela propuesta por el chef ejecutivo Alan Del Águila se compone de maíz blanco partido, poroto pallar blanco, tripa gorda, panceta, chorizo criollo y colorado, pechito de cerdo, cebolla blanca y calabaza… Un plato abundante y sustancioso para los días fríos del invierno, y “solidario con los amigos”, como dicen en El Hornero, porque siempre hay una porción para uno más.

El dato: la carta también incluye guisos, mondongo, lentejas, las empanadas vedette, tamales, humitas en chala, flan casero y arroz con leche.

Dónde: Av. Carlos Calvo 455, locales 88 y 89 /  Av. Córdoba 970.

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3. Pulpería Quilapán

Antes de convertirse en la ‘pulpería eco-socio-cultural argentina del siglo XXI’, como los describen en su manifiesto, la Pulpería Quilapán fue una vivienda colonial que albergó a once familias, luego pasó a ser un conventillo y hasta funcionó como taller mecánico. Hoy, la casona de 1860 es un espacio de encuentro polifacético que celebra la tradición y ofrece todo tipo de espectáculos y actividades; además de vinos pateros, vermuts y especialidades como locro (chorizo colorado, patita, tripa, cuerito, ternera, kabutia, maíz, garbanzo, alubia), empanadas salteñas de masa casera y el guiso del cazador a base de lentejas, hongos de pino, carne de ciervo y jabalí

El dato: aunque se abona una entrada, los precios del menú son muy accesibles y, entre las simpáticas ‘promociones del pulpero’, se ofrecen vasos de limonada de regalo para los que llegan en bicicleta, ginebra para los que tienen bigote, descuentos del 20% los días de lluvia y cenas gratis para los mayores de 100 años.

Dónde: Defensa 1344.

4. Molino Norteño

“Empanadas tan jugosas que se comen con paraguas”, advierten desde Molino Norteño, el emprendimiento gastronómico que Gustavo Tapia materializó en el año 2016, cuando decidió traer a la ciudad de Buenos Aires los auténticos sabores de su Molinos natal, en la provincia de Salta. Lo que comenzó como un local de minutas, pronto se la jugó por la identidad y sumó platos regionales: desde verdaderas empanadas salteñas cortadas a cuchillo y condimentadas con pimentón y comino hasta humitas, tamales y postres tradicionales como el quesillo con cayote y el turrón salteño. Siempre acompañados por bebidas típicas de la región.

El dato: las empanadas (grandes y con muchísimo relleno) se sirven con yasgua, típica salsa picante de tomate y ají, obligatoria para acompañar cada bocado de estas delicias salteñas.

Dónde: Cnel. Apolinario Figueroa 101.

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5. La Querencia

Desde hace casi dos décadas, La Querencia se especializa en la cocina argentina, las empanadas, la parrilla y las minutas, pero su carta –y su impronta– tiene toda una sección destinada a las comidas autóctonas, donde destaca el locro a base de carne de ternera y de cerdo, con porotos, maíz, zapallo y chorizo colorado. Entre sus platos regionales también se incluyen la carbonada, el mondongo a la criolla, la humita, el tamal norteño y el pastel de papas norteño con morrones, carne de ternerita y aceitunas verdes. Los postres tradicionales también dicen presente en esta esquina de Recoleta: imperdibles como los pastelitos de batata o de membrillo, el budín de pan y el arroz con leche.

El dato: más allá de las comidas típicas, no pueden dejar de probar las empanadas artesanales, sobre todo de cordero, de mondongo, del tambo (siete quesos) y de carne cortada a cuchillo.

Dónde: Junín 1314 / Palpa 2383.

6. 1810 Cocina Regional

Este lugar, perfecto para disfrutar de sabores típicos de la cultura gastronómica argentina, nació por la década de los dos mil con la idea de crear una propuesta representativa de esa cocina bien nuestra, invitando a los comensales a “viajar por el tiempo y por las distintas geografías del país”. 

El menú que ofrecen en 1810 Cocina Regional se compone de platos autóctonos del norte argentino, como empanadas tucumanas y guisos típicos: locro (a base de carne, porotos, maíz, zapallo y chorizo colorado), carbonada (con durazno, choclo y carne), tamales y humita en chala, entre otras delicias caseras. 

El dato: ¿sos fan de las colaciones? No hace falta ir hasta Córdoba para darse un gusto. En 1810 Cocina Regional se especializan en crear estos adictivos bocaditos rellenos con dulce de leche y cubiertos de glasé.

Dónde: Mendoza 2312/20 / Julián Álvarez 1998 / Marcelo T. de Alvear 868.

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7. El Horno del Norte

Con aire típico de bodegón, El Horno del Norte ofrece una carta súper variada donde, entre su parrilla al carbón y sus platos elaborados, se destacan las mejores comidas regionales –tamales, humitas y cazuelas– y, por sobre todo, sus empanadas tucumanas. 

No te podés ir sin probar el dulce de cayote y nuez, el mejor postre norteño. Tampoco hace falta esperar para el 25 de mayo o cualquier otra fiesta patria: el locro pulsudo (suculento y repleto de ingredientes) está disponible en el menú los 365 días del año.  

El dato: si estás lejos de Palermo y más cerca de la costa argentina, también tienen una sucursal en Villa Gesell con la misma impronta y sabores regionales.

Dónde: Guatemala 5999.

8. La Morada

En pleno centro porteño se esconde una máquina del tiempo. Un bar, restaurante y museo que nos invita a viajar al pasado de la mano de su colección de juguetes y objetos antiguos, exhibidos por todo el local, y sus comidas regionales con calidad artesanal. La carta de La Morada complementa el ambiente retro, con sabores típicos y platos catamarqueños, también con sus empanadas y otras delicias clásicas de la mesa argentina, como el locro (con maíz, porotos, carne, zapallo, panceta y chorizo colorado) acompañado con galletas caseras recién hechas y el guiso de lentejas que se luce durante los meses de otoño e invierno. 

El dato: el primer local de La Morada inauguró en septiembre de 1999, en la calle Larrea, esquina Juncal. Unos años después se expandieron al centro, en la planta baja de un edificio de 1890, que supo albergar un antiguo bodegón conocido como La Vieja Victoria.

Dónde: Larrea 1336 / Hipolito Yrigoyen 778.

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9. El Imperfecto

En este local rústico, inaugurado en el año 2020, no hay instalación de gas: todo se cocina en un horno de barro y a la leña, acompañando el ambiente y encanto ‘imperfecto’ que le da nombre al lugar. En el menú de impronta norteña de El Imperfecto, se destacan las empanadas de receta tradicional y condimentos traídos especialmente de Salta, como el pimentón, el ají molido y el comino. También la humita a la olla, los tamales de charqui, el sanguche de milanesa tucumano y el locro, el primer plato que salió de su cocina. Dicen que en El Imperfecto se hacen una cierta cantidad de empanadas por día, y cuando se acaban…se acaban.

El dato: Diego Rizzi y Emilia Saravia habían juntado el dinero para casarse, en cambio, tuvieron una mejor idea: utilizar los ahorros para abrir un restaurante en el que pudieran cocinar juntos.

Dónde: Gascón 1417.

10. El Santa Evita

Santa Evita se enorgullece de ser un restaurante peronista, que cautiva con su cocina argentina, más allá de la impronta –y su llamativa decoración– cargada de referencias políticas. 

No hay bandos cuando se trata de disfrutar de una carta que ofrece un poco de todo: desde milanesas napolitanas, empanadas y polenta con tuco, hasta guisos de lentejas y diferentes variaciones del pastel de papas, acompañado de una jarra de sangría. En esencia, un bodegón donde los abundantes platos rioplatenses se cruzan con la cocina contemporánea, como una porción de pastel de jabalí braseado o espaguetis con panceta ahumada. 

El dato: hay que reservar con anticipación, los fines de semana ofrecen diferentes promociones y, además, tienen su propia tienda de recuerdos con merchandising (remeras, delantales) alusivo.

Dónde: Julián Álvarez 1479.

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