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Este drama protagonizado por Michael Caine es tan aburrido que los doctores podrían recetarlo como cura para el insomnio...¡Qué demonios! Podrían utilizarlo para inducir al coma. Sin siquiera preocuparse por imitar el acento, Caine interpreta a Matthew Morgan, un filósofo norteamericano que viajó a París para su retiro. Permanece ahí porque fue done vivió los últimos años de vida de su esposa.
Matthew encuentra una nueva bocanada de vida cuando conoce a la joven maestra de baile, Pauline (Clémence Poésy). La cinta retrata un romance en el que, de hecho, no ocurre ningún encuentro amoroso. ¿Michael se siente atraído por Pauline? (quién no, ¡es Clémence Poésy!). El filme es muy tímido al respecto y no ahonda en ello.