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La soledad de los números primos

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La soledad de los números primos
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Es una buena idea representar las angustias más extremas de la adolescencia –autismo emocional, ira reprimida, acoso escolar– desde la perspectiva oscura y perturbadora del giallo. Desde la banda sonora hasta la iluminación, la adaptación de ‘La soledad de los números primos’ de Paolo Giordano aspira a explicar la historia de amor imposible entre dos espíritus traumatizados como si fuera una película de terror. El problema es que Saverio Costanzo está convencido que detrás del dolor de sus almas en pena no hay vida, y los condena a vagar como fantasmas por los decorados de su marginación autoimpuesta como si se acabaran de levantar de la tumba, no importa la época en que se encuentren. El film, en fin, acaba siendo víctima de una atmósfera pesada, densa como la mantequilla. En este ejercicio de cine inerte sólo brilla la autenticidad de Isabella Rossellini como madre que duda de la humanidad de un hijo que se parece peligrosamente a Norman Bates.

Escrito por Sergi Sánchez
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