1. Sierra de Irta. Castellón
Quién nos iba a decir que hasta el Mediterráneo tiene su lado más salvaje. Lo encontramos en Castellón, muy cerquita de las playas tranquilas de Peñíscola y de Alcocebre, en un entorno de paraje natural casi vírgen donde las calitas sin edificar se suceden una tras otra a lo largo de sus 15 kilómetros de costa. Aquí, en este espacio protegido de riqueza ecológica y vestigios históricos (como su torre Badúm), Castellón presume de mar y montaña, de senderos y playas de roca, de torres vigías y de acantilados costeros.
¿Dónde dormir? En el Jardín Vertical, una casa señorial del siglo XVII de aire medieval con vistas a la naturaleza más salvaje.