La Graciosa es la casa de la Debora (sarda, hija de viticultores) y Gianluca (sumiller milanés, ex Bar Brutal). En unos bajos de Gracia, estos apasionados del vino natural manejan unas cincuenta referencias de pequeños productores, expuestas con el precio pintado en la botella donde elegir, con el foco puesto en la selección afinada más que en la extensión.
Y al cabo de diez minutos de abrir, la gente se apelotona para encontrar lugar en un patio interior delicioso. El sitio es redondo: te explican qué bebes con todo el cariño del mundo, el lugar es una extensión de su casa, y por ídem de la tuya, y si tienes hambre, pues una degustación de delicatessen de Cerdeña con vinos naturales km 0.