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A veces, la realidad supera la ficción. Y estos hechos excepcionales han servido como motor para el cine negro. Algunas características que distinguen a este género son la presencia de una femme fatale, vicios, persecuciones y asesinatos, que fueron parte de los efectos de la Segunda Guerra Mundial en la sociedad estadounidense.
No obstante, Occidente no es una zona exclusiva para que se combinen estos elementos e inspiren a grandes cineastas. En China, en 1999, la policía investigó una serie de asesinatos; pero se abandonó la averiguación cuando dos miembros desaparecieron.
Los hechos los retomó el cineasta Yi’nan Diao (El baño, 1999) para hacer su tercer largometraje, Tan negro como el carbón (Black coal), premiada en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Berlín con el Oso Negro (Mejor película).
El filme retoma la vida del policía superviviente, quien trabaja ahora como guardia de seguridad y tiene problemas de alcoholismo. Cuando resurgen otros asesinatos similares, se vuelve a interesar en el caso y tiene bajo la mira a una misteriosa mujer llamada Wu Zhang.
Para la traducción al lenguaje cinematográfico, el director y guionista se nutrió de varias historias contadas por la gente y los noticieros, tarea que le llevó ocho años.
Pese a la polarización de opiniones por parte de la crítica internacional, la cinta -que en su primer corte dura alrededor de tres horas y media- tiene ya siete preseas en su paso por festivales internacionales.