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Sí, Al diablo con las noticias no es el desastre que temíamos que pudiera ser, pero tampoco es el infinitamente citable y la deliciosamente idiota secuela para la que muchos de nosotros estábamos preparados. Esta puede ser la primera vez en la historia que la campaña de publicidad fue más divertida que la película en sí.
La historia está innecesariamente enrevesada, nos presenta al mejor presentador de noticias de San Diego, Ron Burgundy (Ferrell) y su némesis, Veronica Corningstone (Applegate), en su lucha, ruptura y reunión en el mundo de las noticias de 24 horas. Es una alegría dar la bienvenida a Ron de nuevo en nuestras vidas, y la feroz actuación de Ferrell una vez más sostiene la película. Hay más momentos satíricos en esta ocasión, pero por lo demás, todo es como de costumbre.
Pero en algún lugar de la mitad del guión, Al diablo con las noticias cruza esa pequeña línea entre ser realmente divertida y chistosa sin esfuerzos. Hay momentos divertidos todo el tiempo –un porcentaje considerable de ellos proporcionado por Steve Carell en su papel de Brick Tamland– pero les garantizamos grandes risas con el clásico “Go fuck yourself, San Diego”. Muchos de los gags implican malentendidos raciales que podrían haber trabajado hace tres décadas y una parte del talento, en especial Kristen Wiig y Paul Rudd, está muy desperdiciado. Todo culmina con una batalla de celebridades de alto voltaje, sin embargo, se siente más complaciente y obvia que inspirada.