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Casi 30 años después del estreno del clásico de animación, 'Aladdin' vuelve con acción en directo, dirigido por Guy Ritchie en un 'remake' que es muy fiel al original. La ciudad de Agrabah es aquí una bulliciosa población con personas procedentes de todo el mundo, que celebra las culturas de las que surgió el cuento de 'Las mil y una noches' y que suma interés a la historia. El actor egipciocanadiense Mena Massoud captura perfectamente el encanto de Aladdin, mientras la actriz indobritánica Naomi Scott interpreta a una princesa Jasmine menos preocupada por encontrar un marido que para aprender las habilidades necesarias para suceder a su padre en el trono.
Lo mejor de todo es que la película es un gran musical. Las influencias de Bollywood abundan en unos números de danza deslumbrantes y las canciones de Alan Menken inyectan a las imágenes una vida renovada. Sin embargo, la insistencia de Ritchie en la cámara lenta arruina más de una escena.
Las primeras fotografías de un Will Smith de piel azul y cola de caballo causaron horror. Aunque Smith no llega a la magia del genio de Disney interpretado por Robin Williams (¡tarea complicada!), lo hace bastante bien. En los buenos momentos, sentiréis que flotáis sobre la alfombra mágica, pero hay otros más bien fallidos que os arrancarán de Arabia y os harán volver a la butaca del cine.