La revolución de Pixar ha hecho daño al mundo de la animación. Cualquier intento de hacer una película de dibujos sin la tecnología adecuada y con una historia que deje de lado los gustos de los adultos, puede ser visto como un fracaso. 'Amigos para siempre' no pasará a la historia del cine, pero puede hacer disfrutar al público infantil. La trama no tiene sorpresas: un ratoncito, estrella del cine, termina en una granja, donde deslumbra a todos relatando aventuras que sólo tuvieron lugar en la pantalla. Con pocos recursos, 'Amigos para siempre' consigue buenos momentos: la presentación del personaje, en una escena que recuerda un mito del cine de animación como es Roger Rabbit, o la manera en que el filme juega con los referentes cinéfilos. El acierto principal es una de las premisas: aprovechar los cuentos de Helme Heine a la hora de construir el guión, para que las limitaciones de su técnica queden a un lado y lo que sobresalga sea el relato.
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