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  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

De las ocho secciones que comprende FICUNAM, tal vez la más esperada de todas sea Trazos. El motivo es simple, reúne las nuevas películas de los autores más influyentes del cine contemporáneo. Entre estos se encuentra el malayo avecinado en Taiwán, Tsai Ming-liang, cuya obra, por sorpresivo que parezca, casi en su totalidad ha sido exhibida a través de los años en nuestro país.

Cualquiera que se haya topado en algún Foro de la Cineteca una película de este director, sabe que para apreciarlo se necesita concentración zen: tomas estáticas que pueden durar tanto que se puede llegar a creer que la copia ya se trabó, escasez de diálogos, actores totalmente inexpresivos y acciones irrelevantes en cada secuencia. De vez en cuando, sin decir agua va, incluye coloridos musicales con melodías pop.

De eso se trata este cortometraje: un chiste acerca de su propio estilo, poniendo a Lee Kang-sheng (actor fetiche y su alter ego, esta vez caracterizado como un monje budista), en medio de una veintena de transitadas calles hongkonesas, para que camine (o bueno, intente hacerlo, pues su ritmo es tan lento que si da dos pasos por secuencia, es mucho), contrastando el ajetreado e impersonal ritmo de vida que se da en el país asiático (con planos abiertos), con el ritual que emprende este personaje (con close-ups). Aparte de esto, no hay mucho más que suceda aquí. Película que se convierte en un gusto adquirido, a riesgo que no se quiera saber nunca más de una sala de cine. 

Escrito por Alberto Acuña
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