[title]
Cuando Europa necesitaba un héroe sin corbata que se hiciera oír entre el magma de la recesión, Iannis Varufakis parecía la respuesta. El primer error que comete Costa-Gavras es de casting: difícil que Christo Loulis, que tiene el carisma de una cerilla apagado, transmita la fuerza justiciera del exministro. Gavras quiere documentar las maniobras de los bancos para ganar el pulso al pueblo griego y cae en la trampa de destensar la acción que transcurre entre oficinas y ruedas de prensa. Queda un proceso que ya fue tan explicado en los periódicos que no deja resquicio para la sorpresa.