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Coriolanus

  • Cine
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Ralph Fiennes, center, in Coriolanus
Ralph Fiennes, center, in Coriolanus
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Adaptar a Shakespeare es una empresa sinuosa, un reto que pocos han enmarcado con dignidad; Ralph Fiennes aceptó el desafío, e incluso realizó algo mucho más complejo: Coriolanus está ambientada en un contexto moderno y con diálogos basados en versos que llevan más de 400 años de antigüedad. El resultado es una cinta redonda, donde Fiennes demuestra que su talento no sólo palpita frente a las cámaras, sino es mucho mayor detrás de ellas. Su ópera prima está cargada de emociones, de oficio, y sobre todo es desafiante: jamás titubea con esta historia cuyas capas se desenvuelven entre la traición, política, guerra y la familia.

En una ciudad llamada Roma (que en realidad, puede ser cualquier capital del mundo occidental), hay una crisis civil originada por una guerra que llevan a cabo en contra de un grupo de rebeldes, y también por la escasez de alimentos. El pueblo ha comenzado a levantarse y pide la cabeza de Coriolanus, el general más importante de Roma, quien enfrenta a los líderes civiles y los humilla públicamente. Para Coriolanus, el pueblo es denigrante y nauseabundo, un mal que, si estuviera en sus manos la decisión, eliminaría.

Días después de esta confrontación, Coriolanus junto con sus huestes, lanzan una ofensiva en contra del general rebelde, Aufidius, en una ciudad devastada por la guerra y plagada de autos explosivos y francotiradores (esta secuencia es la mejor del la cinta, provoca la misma sensación de angustia de Black Hawk Down o The Hurt Locker). Coriolanus, no sólo gana la batalla, también derrota a Aufiidus en una batalla mano-a-mano. Al regresar a Roma, es alabado por la clase política que lo nombra Cónsul del Senado. Después de una serie de traiciones, generadas por su carácter incendiario en contra de los ciudadanos, Corolianus es condenado como traidor y expulsado de la ciudad. Lo que pasa después, es el corazón narrativo de la cinta: este hombre no recibe alguna epifanía o un esbozo de redención; no, lo que hace es jurar venganza contra Roma y aliarse con Aufidius. 

Fiennes, libra dos batallas, una es como el protagonista del filme, este dictador despiadado que sucumbe frente a sus propios demonios; y otra como un director que le da tiempo a cada uno de sus actores de desenvolverse como fieras frente a un guión inteligente y demandante. Brian Cox, Vanessa Redgrave y Gerard Butler son un elenco incisivo y poético, que le ayudan a construir una obra que estudia los estratos del poder frente la guerra y frente a las necesidades de la gente que representan. Shakespeare estaría satisfecho de cómo su obra se transformó en una  espejo que refleja la frágil esfera de la política del siglo XXI. 

Escrito por Josué Corro
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