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Dead Slow Ahead

  • Cine
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Dead slow ahead
Dead slow ahead
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Un barco de carga atraviesa el mar. La mirada del espectador se adentra en la cadencia de los engranajes y los últimos gestos del viejo oficio de los marineros

El cine de no ficción ha descubierto en la vida en alta mar todo un universo con reglas propias pendiente de ser explorado más allá de los códigos del realismo. En el año 2012 Lucien Castaing-Taylor y Verena Paravel convirtieron a 'Leviathan' lo que parecía una mera mirada observacional a la cotidianidad de un barco de pesca en un filme que confinaba, a través de la ultraprecisión a la hora de captar imágenes y sonidos, con el cine de terror.

El cineasta catalán Mauro Herce, director de fotografía también de filmes como 'Arraianos', se embarcó en un buque de carga, el Fair Lady, que transportaba trigo desde Ucrania hasta Jordania para atravesar luego el Atlántico hasta Nueva Orleans. 'Dead slow ahead', el resultado de este trayecto, tiene poco que ver con un reportaje periodístico sobre el transporte mercante o con el típico documental estilo National Geographic.

El título de la película corresponde a uno de los grados de velocidad de un barco: en una cadencia concreta nos vamos sumergiendo en un viaje por paisajes no siempre reconocibles, como si nos moviéramos por una dimensión desconocida del circuito mercantil capitalista. Herce filma el monstruo de acero que surca el mar como un espacio propio del cine fantástico donde explora nuevas visiones, texturas y escalas, así como una relación insólita del hombre con la máquina. De esta manera, 'Dead slow ahead' es una experiencia más cercana a la ciencia ficción alucinada que el documental realista.

Escrito por
Eulàlia Iglesias
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