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“Morenita mía, si es que tú me quieres, no te desesperes y bríndame alegría”, dice una canción de bachata clásica que enmarca, junto con las hermosas playas de Las Terrazas, la historia de (des)amor en Dólares de arena, la nueva película de Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán (Jean Gentil, 2010).
La frase de la melodía pareciera salir de los labios de Anne (Geraldine Chaplin), una mujer francesa de avanzada edad que, tras conocer el paraíso en las playas dominicas y enamorarse de una joven mujer local, decide no volver a su país.
La belleza del entorno y las melodías seductoras contrastan por completo con el desafortunado destino de los sentimientos de Anne; Noelí (Yaneth Mojica), la amante, ve a la francesa como la única manera de salir de su pobre ciudad. Se desencadena así una relación basada en los intereses, y Anne también es cómplice de ello: ve por su propio beneficio y sabe que a cambio de algunos dólares puede recibir un poco de compañía.
Basada en la novela homónima de Jean-Noël Pancrazi, la premisa pudo conducir a la película por el sentimentalismo; sin embargo, Cárdenas y Guzmán llevan a sus protagonistas –también a Mojica, actriz no profesional– por un camino más sutil. El resultado es un drama que da la ilusión de ser tomado de la realidad.