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Don’t Stop Believin': Everyman’s Journey

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  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Don't Stop Believin': Everyman's Journey
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Seguramente, más de un lector de Time Out México pensará “¿Un documental dedicado a Journey? ¿Es en serio?”. De acuerdo, lo confieso, yo exclamé algo así como: “Esos viejitos que ya sólo se escuchan en Universal Stereo, ¿qué?”. Sin embargo, terminando de ver esta película, uno no sólo se entera de que la banda sigue por demás vigente, dando conciertos sold out por todo Estados Unidos, sino que después de todo, su historia vale la pena ser contada.

El filme relata la búsqueda que emprendió el grupo en 2007 para encontrar un nuevo vocalista (después de quedarse por segunda vez sin un frontman) a unos meses que comenzaran la gira más extensa a la que se habían enfrentado en 35 años de carrera. El hallazgo de ese hombre se dio en el lugar donde menos se lo imaginaron los cuatro integrantes restantes: en Manila. Así se nos introduce al carismático Arnel Pineda, cantante de un grupo de covers de medio pelo, quien es descubierto accidentalmente gracias a la colección de videos que subió a YouTube su máximo (y único) seguidor.

Entonces, con un montaje solvente, transitamos entre el reto que asume Pineda para poder convencer al fan base más recalcitrante del quinteto que él es el digno sucesor del célebre Steve Perry (mientras lucha con las tentaciones que ofrece la fama), y el origen de Journey, hasta llegar al momento más importante del documental: la presentación ante el público en la capital del país sudasiático, al que regresa Pineda como hijo pródigo. A esas alturas, ya nos hemos encariñado tanto con estos músicos, que lo único que se quiere es sacar el encendedor y ondearlo al tiempo que se corea “Faithfully”, “Any Way You Want It” y, obviamente, “Don’t Stop Believin'”. 

Escrito por Alberto Acuña
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