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Entre escenarios medievales, hazañas reales y épicas batallas montaña arriba y abajo, este 'actioner' de efectos especiales ridículos tiene más ganas de agarrarse al carro de 'Juego de tronos' que revisar el clásico de Bram Stoker. Incluso debe parte de su casting a la serie de la HBO. Estamos en el siglo XII, en Rumania, donde el príncipe Vlad ha decidido enterrar las armas y llevar una vida pacífica con su mujer y su hilo. Pero cuando la armada turca, bajo el mando del sultán Mehmed, ataca, Vlad va a visitar un antiguo vampiro para que le dé fuerzas para volver a luchar. Esta película es un desastre de principio a fin. Las secuencias de acción son confusas e imposibles de seguir, los diálogos son horrendos y la reescritura del monstruoso aristócrata es insustancial. Un film idiota, sea dicho.