Ansiedad (Cierra Ramirez) es una niña que pasa mucho tiempo sola en casa, porque su inmadura mamá soltera (Eva Mendes) dedica su tiempo a acostarse con un ginecólogo (Matthew Modine).
Cuando en la escuela Ansiedad recibe una plática sobre “crecer”, se obsesiona con el tema y asume la personalidad de una ñoña rebelde. Ella espera que estos cambios en su vestimenta y actitud atraigan al niño que le gusta. Quiere perder su virginidad, pues cree que así se convertirá en un adulto y podrá salirse de su casa para mudarse a Nueva York.
La historia de Patricia Riggen sobre crecer y madurar, es una mezcla entre ironía chafa y mucho melodrama, y es tan dispersa como su puberta protagonista. La premisa puede parecer interesante en un principio, pero cualquier posibilidad de ser una sátira, se arruinan con el sentimentalismo y los pleitos histéricos entre madre e hija; la dirección de Riggen no ayuda.
Ramirez personifica a una adolescente con identidad camaleónica de manera agresiva y corajuda al estilo Veronica Mars, mientras Mendes convierte a la mamá en un desastre que te da lástima: una mujer que se aferra a su juventud, por escapar de las sofocantes ansiedades del presente. Su actuación es entre chistosa y melancólica y logra una complejidad agridulce, que el resto de la película falla en capturar.