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El despertar de los muertos

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El despertar de los muertos
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Time Out dice

Está de moda ver muertos y los escépticos que no lo creen. Son varias películas de verano que giran alrededor de estos temas (ParaNorman, Red Lights y ésta), cada una muy diferente de la otra pero al final tratan más o menos de lo mismo, sobre todo las últimas dos. El despertar de los muertos sucede en 1921, una época en la que después de tantas muertes por la guerra y epidemias, la gente buscaba desesperadamente hablar con sus seres queridos fallecidos. Florence Cathart se dedica a evidenciar a los charlatanes que abusan del dolor de esta gente y pretenden ser médiums. Ella no cree en los fantasmas y mucho menos en que la gente puede verlos o hablar con ellos, por eso trabaja con la policía para descubrirlos y escribe libros al respecto. Es por eso que Robert Mallory, director de un orfanato, la va a buscar para que vaya a investigar la muerte de un niño que creen tiene que ver con un fantasma. Ella primero dice que no, pero finalmente la convencen. Obviamente el orfanato está en medio de la nada, rodeado de un bosque que de verlo te haces pipí en los pantalones, y ni hablar de la casototota donde viven los niños a la cual no entraría ni aunque me pagaran. Tiene todo para que desde el minuto dos de la película ya la estés pasando mal del miedo que tienes. Y así va la película, cada vez más suspenso, cada vez entierras más las uñas en el asiento hasta que ¡pum! tiene un final bastante cursi y ya muy choteado. Seguro vas a estar entretenido hasta el final de la película, pero no es la cinta que te va a marcar o que va a cambiar el género para siempre.

Escrito por Mara Vargas
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