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Si hacéis una búsqueda rápida por internet, encontraréis multitud de enlaces de críticos, YouTubers y aficionados en general discutiendo sobre 'El extraño', y tratando de desentrañar del film. Esta reacción no es de extrañar, ya que resulta casi inevitable que, en un momento u otro de la película, el espectador acabe sintiéndose perdido. No debemos entender tal confusión como un defecto, sino como un sentimiento de indefensión inevitable, teniendo en cuenta el tenebroso descenso que efectúa la narración, comenzando como un thriller sórdido, en el que un pueblo de las montañas de Corea es sacudido por unos crímenes salvajes. En un primer momento, las sospechas recaen en un ermitaño japonés, insinuando la tensión histórica que existe entre las dos naciones, pero poco a poco la propuesta se abre al escalofrío sobrenatural. Sin embargo, 'El extraño' no es exactamente un filme de terror, sino un relato furibundo que revienta en una tiniebla radical que coge por sorpresa al público e, incluso, a su director, Na Hong-jin, seguramente la voz más áspera del cine de género coreano, que confesó que durante la escritura del guión se dejó llevar, poseído por un extremismo febril.