El lado bueno de las cosas

Hay parejas que conectan cuando descubren que les gusta la misma música. La atracción entre Pat y Tiffany se enciende cuando empiezan a hablar de los medicamentos que se toma cada uno. Él acaba de salir de un hospital psiquiátrico donde ingresó tras herir gravemente al amante de su mujer. Le han diagnosticado un trastorno bipolar. Ella es una joven viuda recuperándose de la adicción al sexo.

David O. Russell, director de 'Tres reyes' y 'Extrañas coincidencias', tiene debilidad por los personajes pocos convencionales, que se salen de la norma, y ​​para trabajar en un registro que se mueve entre la comedia extravagante y cierta tendencia al drama. A primera vista, ahora tampoco se ha conformado a hacer una comedia romántica al uso. En 'El lado bueno de las cosas' hay los mismos tira y afloja que en cualquier filme de este género, pero acentuados por los desequilibrios de la pareja protagonista. En el caso de Pat, el intento de rehacer la vida se ve dificultado por la obsesión que siente por su exmujer.

El lado bueno de las cosas (espantoso título español para el mucho más poético 'Silver Lining PlayBook', inspirado en un verso de John Milton) sin embargo tiene mucho más de retrógrada de lo que su apariencia alternativa nos quiere hacer creer. Es la típica comedia romántica 'indie', pero en este caso la apuesta por la diferencia hace un peligroso tufo de terapia de autoayuda. El film se decanta por todo lo que tiene que ver con las supersticiones y pseudofilosofías, con el irresponsable sermón de menos pastillas y más pensamiento positivo. Y abandona cualquier tentación de riesgo para entregarse al sentimentalismo rosa. En el fondo, la atractiva viuda negra sexualmente promiscua no es más que una chica en busca de amor que quiere triunfar en un concurso de bailes de salón.

Aguanta por el carisma de sus intérpretes. No sólo por la pareja de veteranos que conforman Robert DeNiro y Jacki Weaver (la actriz revelación de 'Animal Kingdom'), sino sobre todo por la química entre un Bradley Cooper muy alejado de sus papeles en 'Resacón en Las Vegas' y una Jennifer Lawrence toda seducción y magnetismo.