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Fausto

  • Cine
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Fausto
Fausto
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Desde la primera escena, se puede entender por qué esta cinta ganó el León de Oro en el Festival de Venecia en 2011: es una obra etérea, estética y que reinterpreta con libertades salvajes uno de los más grandes clásicos de la literatura universal: “Fausto” de Johanns Wolfgang Goethe.

La historia contiene la misma esencia, sobre un hombre que vende su alma al diablo; lo que Alexander Sokurov propone en su cinta, sin embargo, es la inclusión de símbolos mucho más terrenales y plausibles a la metáfora inmortal de la avaricia del ser humano. Su Fausto (Johannes Zeiler) es un hombre ambiguo que no se da cuenta de su propia existencia, por estar buscando la esencia y el origen del alma: desentierra cuerpos y hurga entre sus entrañas este lugar que nos divide entre seres vivientes y simples animales. Fausto conoce eventualmente a dos personas: a la hermosa Margarete, una joven de la cual se enamora, y también a un prestamista amorfo y grotesco (la versión fílmica de Mefistófeles) quien le ofrece una fortuna y el amor de esta mujer a cambio de su alma. Fausto firma este acuerdo con su sangre.

Sukorov es un experto en retratar historias sobre las tragedias existenciales que derivan de la avaricia, en su filmografía se puede hallar un hilo conductor basado en la vida de Hitler (Moloch), Lenin (Taurus), Hiro Hito (The Sun) y ahora, en una figura literaria que expresa esta relación con tintes mitológicos entre el anonimato y la sed de poder.

La producción visual de esta obra permite jugar con un elemento clave de la cinta: aunque retrata la Europa del siglo XIX, la historia y los personajes poseen característica atemporales, o mejor dicho, universales. Sokurov  posee una maestría rara en el cine actual, su estilo visual está enfocado en transmitir emociones en cada toma y secuencia: la fotografía cambia de tonos sepia, conforme la degradación de Fausto avanza; y los planos se colocan frente a nuestros ojos, como presenciáramos la desesperación del protagonista. Es un lujo poder ver una obra cinematográfica que nos involucre física y espiritualmente dentro de ella, y esto es lo que hace a Fausto una de las mejores cintas que podrás ver en este año.

Escrito por Josué Corro
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