Frank

La banda sonora de esta cinta es un deslumbrante art rock que le da a Frank (tanto al personaje, como al filme en general) un toque oscuro. El director irlandés, Lenny Abrahamson aprovecha a la perfección para envolvernos en un ambiente lleno de sonidos tan gruesos que son capaces de penetrar la cabeza hecha de papel maché que Frank utiliza todo el tiempo. Esto último es una especie de homenaje a Chris Sievey, un comediante inglés que murió por razones desconocidas en 2010.

Este proyecto, creado por Jon Ronson (The Men Who Stare at Goats) y Peter Straughan (Tinker Tailor Soldier Spy) hace de su protagonista un potente simbolismo de libertad artística que aparece como un sinónimo de disfunción social.

Frank y su banda, los impronunciables Soronprfs, viajan en bicicleta durante un tour poco exitoso por el Reino Unido. Conocemos a estos músicos gracias a Jon, un tipo con una espectacular falta de talento que, de alguna forma, logró entrar a la agrupación. Aunque ese es un misterio más de los que construyen la trama.

La cinta, en general, está plagada de escenarios y referencias ‘indie’. Mientras el grupo se establece para una sesión de grabación cerca de la naturaleza, Abrahamson se mofa del culto a las personalidades a través de algunas secuencias muy ingeniosas.

Debido a la forma en la que está escrito el guión, el conflicto es inminente. Este ocurre en el festival South by Southwest, en Austin, Texas. Ahí florece el afán por venderse de Jon y se enfrenta a la actitud negativa de Frank. Esto los conduce al desastre.

Frank es una cinta inteligente y se toma su tiempo para envolvernos en su mundo, pero una vez dentro, todo es fantástico.