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Uno de los objetivos de Ambulante es el de presentar documentales que no tienen forzosamente el modelo narrativo tradicional. Así, tiene toda la lógica del mundo que se incluya esta película. El sibarita de la chanson française, Serge Gainsbourg, es el narrador de esta historia, su propia historia. Su esplendor y decadencia, sus vicios y virtudes, su problemática vida personal. También minutos de esa genialidad que representa (casi) cada canción que interpretó y legó, para un día ser revaloradas. Sólo que hay un detalle: Gainsbourg nunca supo que estaba relatando su vida. Para decirlo de forma más clara, se está ante un minucioso trabajo de edición para que una serie de entrevistas –audios que se pensaban perdidos fueron unidos linealmente– adquieran otro sentido.
El montaje es su principal aliado. Pierre-Henry Salfati y sus dos editores (Bénédicte Brunet y Pascale Hannoyer) abordan a un Gainsbourg sin artificio alguno, que se escucha vulnerable y, por ende, abre su corazón. Obligado para fans del imaginario vintage francófono.