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Este es el gran sueño del protagonista, Jakob, el hijo del herrero, que vive con la cabeza entre libros y nubes. Es desde las lecturas y el pensamiento de Jakob que Reitz proyecta el gran sueño de los emigrantes que querían dar el salto al otro lado del Atlántico. Con una capacidad extraordinaria para asimilar conocimientos, este joven se conoce con todo detalle incluso las lenguas de los indígenas. La emigración por tanto es en 'Heimat. La otra tierra' un estado mental, un sueño que acaricia el protagonista pero que un conjunto de circunstancias hacen difícil de llevar a la práctica.
Como es habitual en toda la saga, Reitz combina un cuidado perfil del personaje principal, que encarna en cierto modo el espíritu romántico apasionado y ávido de cambios, con un retrato de la época no menos detallista, donde caben desde los aires revolucionarios importados de Francia hasta el peso de los oficios artesanales representados por la extraordinaria presencia física que cobran en pantalla. Rodada en blanco y negro y formato cinemascope, 'Heimat. La otra tierra' avanza con la fluidez propia de las grandes narraciones y demuestra una vez más la capacidad de Reitz para encontrar el equilibrio entre la microhistoria y la macrohistoria.