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Skip Woods se ha tomado como una misión personal hacer justicia cinematográfica en 'Hitman'. Suyo era el guión de la primera y poco afortunada adaptación del videojuego y, en una segunda oportunidad que Hollywood no suele dar, también firma con Michael Finch 'Hitman: agente 47', 'reboot' diseñado para relanzar la figura de este súperasesino a sueldo, que ahora tiene la fría mirada de Rupert Friend. Esta vez, el texto de Woods se mira en el modelo de 'Terminator': el protagonista es al mismo tiempo perseguidor y protector de Hannah Ware, centro del innecesario motor dramático de la historia. La película, como el agente 47, está privada de ciertas emociones. El realizador Aleksander Bach es consciente de ello, y por eso llena todas las grietas de balas y cristales rotos; enésimo ejercicio de ruido y furia, que no significa nada.