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Gracias a la comedia romántica del director Garry Marshall, Un mar de líos (1987), sobre el amorío entre la actriz Goldie Hawn y el actor Kurt Russell, fue más fácil entender por qué nos podríamos enamorar de nuestro captor. Sin embargo, el remake de esta película, ahora bajo la dirección de Rob Greenberg —Lluvia de hamburguesas (2009), We Are Man (2013)— no genera emoción.
El guion fue coescrito por Bob Fisher —Casado con hijos (1986)— y Leslie Dixon —Mira quién habla (1989)— creando una nueva historia con algunos detalles de la versión de Marshall y con un elenco fresco y diverso —la mejor cualidad de la película— con Anna Faris y Eugenio Derbez. Este filme demuestra que jugar con los roles de género no se acerca nada a la realidad actual.
La trama se mantiene igual a la versión de 1987: Kate (Anna Faris,generosamente astuta) es una madre soltera de Oregón que hace malabares entre sus tres hijas, sus dos trabajos y sus estudios para ingresar a la carrera de enfermería. Uno de sus empleos consiste en limpiar el yate del millonario Leonardo Montenegro (Derbez, una agradable combinación de ingenuidad y confianza coqueta), quien la trata muy mal. Ella toma venganza haciéndose pasar por su esposa cuando el magnate cae por la borda y pierde la memoria. Lejos de su familia adinerada y su hermana hambrienta de poder, el confiado Leonardo cree que él es el marido de Kate, así que se pone los zapatos de la clase obrera y se gana el respeto de sus nuevas hijas. Sin duda, los dos se enamorarán, ¿cierto?
¡Hombre al agua! hace que te preguntes cuál es su razón de ser cuando no ofrece nada nuevo en cuanto a las relaciones de hoy en día, ni una mejora con respecto a la versión de los ochenta. El guion cae presa del sexismo casual —un personaje se queja del físico de su mujer, otro descaradamente ridiculiza el aspecto de una enfermera—, la película de Rob Greenberg sugiere involuntariamente que una madre soltera no puede hacerlo sola sin la ayuda de una figura paterna. Es una insinuación no deseada para una película suave que, incluso con Anna Faris en el timón, de alguna manera encuentra una manera de encallar.