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Sí, quizá el su nombre te parezca familiar. Él fue quien comió popó de perro en la cinta de 1972, Pink Flamingos. Más allá de esta repugnante hazaña, existe un tipo llamado Harris Glenn Milstead –mejor conocido por su nombre artístico, “Divine”–.
Para los neófitos, el documental de Jeffrey Scwartz es un buen acercamiento al mundo de este rebelde del cine que hizo que el mundo fuera un mejor lugar para los inadaptados.
A través de viejos clips, I Am Divine, muestra cómo la futura musa de John Waters pasó de ser un individuo raro y solitario, a una estrella freak cuya influencia cambió la estética de la primera ola del punk e incluso definió el camino para las drag queens de la actualidad.
La cinta recopila en su totalidad la carrera de Milstead hasta su muerte a los 42 años. Sin embargo, el tributo a la grandeza de Divine se queda un tanto corto.