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El tercer capítulo de 'Insidious' vuelve a recuperar el imaginario creado por James Wan, pero esta vez con una actitud retrospectiva, de precuela. En su aportación a la saga, Leigh Whannell se acerca a la figura de la espiritista Elise, interpretada por Lin Shaye, protagonista de una aventura previa concebida con la única finalidad de seguir explotando una fórmula que ya habíamos puesto a prueba antes, con unos códigos preestablecidos que ya tiene personalidad propia. No se puede decir que este nuevo episodio aporte mucho a la franquicia, aunque consigue articular con elementos antiguos una narración de lo más elegante. Con un especial cuidado por la tensión atmosférica, salpicada con una buena ración de pequeños sustos de piñata que la convierten en un espectáculo de terror de lo más divertido.