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Documentales dedicados a la vida y obra de músicos hay muchos. Películas sobre artistas malditos sobran. También hemos llegado a ver filmes acerca de celebridades que nadie se ha enterado que lo son, pero cintas que hablen de personalidades que se convirtieron en eternas promesas y ya nunca podrán refrendar el pronóstico son pocas.
Un rara enfermedad degenerativa de carácter neuromuscular (conocida como esclerosis lateral amiotrófica, la cual es más ubicable gracias a Stephen Hawking) postró hace 22 años a Jason Becker, un prodigio de la guitarra, con una rígida formación de conservatorio, aunque abocado al metal más ruidoso.
Faltaba muy poco para que Becker se embarcase a su primera gira mundial cuando fue atacado por este mal. Sin condescendencia ni miramientos rastreros, la película captura la posibilidad de hacer música a base de algoritmos y gracias a las bondades que la tecnología ofrece. En paralelo, rastrea cuál fue el pequeño legado que dejó Becker.