Julieta

Agradecemos que Pedro Almodóvar haya descendido de ese turbulento viaje que fue Los amantes pasajeros (2013) y aterrizara de nuevo en una pista conocida, los dramas familiares, con su largometraje número 20: Julieta, que bien pudo llamarse Todo sobre mi hija.

La película es una especie de radiografía para hallar el origen de la depresión de una mujer de mediana edad, Julieta Arcos (Emma Suárez). Desde los primeros minutos sabemos que esconde un secreto a su pareja y pronto descubrimos qué es: tiene una hija, Antía, a la que no ve desde hace varios años y un elemento del pasado aparece inesperadamente para recordársela.

El personaje de Julieta empieza así una especie de confesionario escrito, su voz nos lleva a sus anteriores años para conocer al padre de su Antía. Ese momento es aprovechado por Almodóvar para mostrarnos la provincia española e introducirnos en la intimidad de la pareja, sus episodios de gloria y los catastróficos.

El director manchego plasma en Julieta –nominada a la Palma de Oro 2016– algunos elementos distintivos de sus anteriores 19 filmes, como la preponderancia de los colores rojo y azul, el paso del tiempo y los personajes con crisis, pero estos últimos ahora parecen muy lejos de ser provocadores.

Julieta –que no tuvo la promoción deseada tras aparecer Almodóvar en la lista del Panamá Papers– es un relato sobre la maternidad y la pérdida que, pese a las deficiencias de ritmo e intensidad, levanta el vuelo gracias a las actuaciones de Adriana Ugarte y Suárez. Resulta en un viaje sin sorpresas pero con momentos tratados con mucha sensibilidad que emocionan sobre todo cuando en el soundtrack aparecen temas como “Si no te vas”, con la voz de Chavela Vargas.