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Sabemos que el aula es una metáfora del mundo: una figura de autoridad, un sistema reglado, unos discípulos que se rebelan o, por el contrario, encuentran en el maestro una manera de liberar la creatividad. La doble originalidad de 'La profesora' radica, por un lado, en el hecho de convertir la maestra en cuestión en un terrorífico símbolo del totalitarismo, que utiliza a los alumnos (y a los padres) como esclavos a cambio de obtener buenas notas, y ,por otro, en el hecho de mostrar una reunión de padres como una alegoría del miedo, la persecución política, el oportunismo y el servilismo en tiempo fascistas. Niños y adultos ocupan la misma clase y están sometidos al mismo acoso. El final, quizás demasiado heroico, se remata con un epílogo de lo más pesimista: ni Václav Havel puede con el demonio.