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La vida después

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La vida después
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Este año, María Renée Prudencio ha tenido presencia mediática como nunca antes en su carrera: fue la coguionista de la exitosa comedia agridulce Tercera llamada, es parte del elenco de la esperada Club sándwich, de Fernando Eimbcke, y del drama fraternal La vida después, que continúa con algunos tópicos predilectos dentro del cine mexicano más reciente: la soledad, el dolor por la ausencia, la búsqueda de identidad y el sentido de pertenencia, todo ello germinándose en el núcleo de una familia fracturada.

Ubicada en Sonora, el debut del director David Pablos presenta la historia de Samuel y Rodrigo, quienes han cargado, desde su infancia, con la depresión de Silvia, su madre, debido al suicidio del padre de ésta. Ahora siendo unos adolescentes, la relación entre estos tres personajes ya es insostenible: Silvia dejó de ser alguna autoridad en el hogar, al vivir dopada por pastillas de toda clase y Samuel es un apocado e hipersensible chico de dieciocho años, mientras que Rodrigo ha hecho de la autodestrucción su estilo de vida. Hasta que todo se precipita: un día cualquiera, los hermanos descubren que su madre se ha ido y el único indicio de su paradero se encuentra en Cananea. ¿Qué deciden hacer? Sí, un road trip.

Lamentablemente a este viaje no le cae nada bien el carácter azotado que el director emplea para remarcar los momentos del pasado, las interpretaciones son parcas pero, sobre todo, hay secuencias que se sueñan polémicas y que tuvieron que quedarse en la sala de edición, como la brutal golpiza que le propina un padrote a una prostituta en plena vía pública o el retén militar, por citar algunos ejemplos.

Escrito por Alberto Acuña
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