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Hemos visto muchos films protagonizados por obsesos de la cultura pop. Eso sí, en pocos casos esta fijación responde a una necesidad vital tan tangible como la de Wendy, protagonista de 'Larga vida y prosperidad'. Esta joven, afectada de autismo, encuentra en el universo de 'Star Trek' un ancla vital. Quizás porque, como menciona otro personaje (en un diálogo excesivamente oportuno), ella se identifica con el señor Spock, desconcertado por la gestión de las emociones. Pero Wendy no solo se dedica a mirar su serie favorita mientras hace ganchillo, sino que ha escrito un guion con su visión de la creación de Gene Roddenberry, que piensa enviar a un concurso. Una tensa reunión con su hermana mayor la altera hasta el punto de impedirle ir a correos, por lo que no le queda más opción que escapar del centro donde vive y viajar a Los Ángeles para entregar el manuscrito en mano. De ahí surge una 'road movie' positivista, donde cada nuevo obstáculo contribuye a fortalecer la determinación del personaje, encarnado por Dakota Fanning, que prioriza la dignidad al lucimiento personal.
Podemos agradecer a Ben Lewin que después de 'Las sesiones' siga dando visibilidad cinematográfica a colectivos no normativos, pero el libreto de Michael Golamco no acaba de morder el drama ni la comedia, y pavimenta el camino iniciático de Wendy con un abuso de casualidades felices.