Las tinieblas

Dirigida por Daniel Castro Zimbrón, la película Las tinieblas (2017) no requiere de demasiados elementos para ser clara en su objetivo y, hasta donde sus limitantes de producción se lo permiten, sacudir al espectador desde lo temático hasta lo visceral. La historia de un mundo postapocalíptico, en el que los automóviles son sólo un recuerdo convertido en chatarra, no se reduce a generar angustia a través de su básica premisa; sino que lleva sus ambiciones más allá de lo meramente argumental, tocando temas universales a partir de una fachada misteriosa e inquietante.

Un monstruo acecha afuera de la casa de esta familia y el padre (el intenso Brontis Jodorowsky) les prohíbe a sus hijos más pequeños abandonar la cabaña. Pero cuando después de una tarde de caza desaparece el mayor de ellos (Fernando Álvarez Rebeil), los más jóvenes deciden retirar la confianza de su padre, cuestionando sus decisiones al grado de sospechar que todo lo que les ha dicho no es nada más que una invención para mantenerlos bajo su yugo.

La exploración de la natural emancipación adolescente y el cuestionamiento a las figuras de autoridad se hace presente y rebasa incluso el planteamiento del filme, convirtiendo éste en un mero telón de fondo. Aunque Castro Zimbrón es claro en el desarrollo temático, también es necesario mencionar que la ambientación lograda gracias a un espléndido trabajo de diseño de producción y fotografía ayuda a esclarecer la latente alegoría de la película.

“Sólo el hecho de estar en ese lugar ya te pone en un estado muy particular”, comenta el director. “La neblina y la iluminación del espacio en sí es muy atmosférico. Así son las películas que yo hago. Son como escenarios, pero también son un personaje. Es lo que llevan adentro los personajes, una representación de su interior”, puntualiza.

A esto hay que sumar un efectivo trabajo actoral, en el que sorprende el trabajo de los jóvenes Aliocha Sotnikoff y Camila Robertson; así como la breve participación de Álvarez Rebeil como el hermano mayor. Pero la verdadera sorpresa viene por parte de Jodorowsky, quien canaliza con facilidad la angustia de un padre, sin sucumbir nunca a convertir a su personaje en villano, perdiendo la brújula del tono o intención del guion y la dirección.

“Uno se prepara a vivir situaciones que están en el guion”, comenta Jodorowsky. “Uno puede saber durante la filmación cuál va a ser el ambiente de la película. Puedes tratar de tener una intuición de eso pero, si te tratas de proyectar no puedes funcionar, aunque sí puedes tratar de entender cuál es el universo de este ser (el director) que te propone estar en su aventura”, agrega.

Con Las tinieblas, Castro Zimbrón se suma a una camada de directores mexicanos como Jorge Michel Grau, Isaac Ezban o Guillermo del Toro, quienes encontraron en el horror y la fantasía un género ideal para explorar sin limitantes los miedos más identificables de todo ser humano.