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Lincoln

  • Cine
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Lincoln
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Si hay alguien que dudaba de la grandeza y el legado icónico de un hombre como Steven Spielberg, puede lanzar sus dudas al abismo: Lincoln es una de las cintas más inteligentes y mejor confeccionadas de su carrera. A diferencia de un centenar de biografías en las que el protagonista histórico es cincelado como un dios olímpico; Spielberg tuvo la certeza de olvidar la arcaica fórmula de narrar la vida completa de este presidente estadounidense (desde su humilde nacimiento en una cabaña, hasta su asesinato en un teatro), y en su lugar se enfocó en mostrar su lado humano y, sobre todo, el pasaje más trascendental de su vida: la aprobación de la enmienda que erradicaría la esclavitud la Unión Americana.

Este acierto en el guión logra que el filme se desenrede como un thriller político, en lugar de una película propagandística en la que se ensalcen las virtudes patrióticas de este personaje. Spielberg mezcla a la perfección la vida privada de Lincoln y sus conflictos familiares con el momento histórico en el cual se desarrolla la película, la crisis de la Guerra Civil y la división partidista del Congreso. Para este director, su protagonista no es un mito, es un hombre cuya propia mortalidad y modestia fue lo que lo transformó en leyenda.

Eso es justo lo que transmite el protagonista, Daniel Day-Lewis, quien con una interpretación plagada de pasividad y fortaleza, confirma que es el mejor actor de los últimos 25 años. Por instantes, Day-Lewis se convierte en un encantador de serpientes que lanza discursos que hipnotizan tanto a sus colegas como al pueblo; en otros, sucumbe ante la ironía de poder controlar un país, pero no la depresión de su esposa o la terquedad de su hijo mayor por entrar al ejército.

En Lincoln no se pretende dar lecciones de historia, pero sí se muestra cómo hacer una buena cinta biográfica.

Escrito por Josue Corro
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