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Stallone va por el segundo intento por revivir los días de gloria, cuando era un actor de acción en los 80, igual que sus coestrellas Jason Statham, Jet Li y Dolph Lundgren. Otra vez hay cameos de Bruce Willis y Arnol Schwarzenegger, pero Mickey Rourke no regresó. Tranquilos, fans de películas de acción ochenteras, Jean-Claude Van Damme sale como el malo y por ahí aparece Chuck Norris como un lobo solitario. En algunas cosas, es mejor que la primera película: deja a un lado las presentaciones tediosas de los personajes para meter más disparos, acuchilladas y decapitaciones, una propuesta mucho más honesta. Hay algunas líneas cursis y un poco de burlas a si mismos, pero es la misma película chafa, y –más allá de las arrugas y pelo pintado– si alguien te dijera que encontraron el negativo en el cajón de un estudio que quebró en el ’91, le creerías.