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En los últimos tiempos, la comedia española parece haberse obsesionado a visitar la geografía mundial para subrayar las diferencias culturales a golpe de chiste fácil y muchas veces patético. Después de explorar el humor con chinos en la inefable 'Perdiendo el este', ahora es el turno de la sociedad nipona en la no menos terrible 'Los Japón', película en la que Dani Rovira y María León se convierten en emperadores de Japón. Resulta complicado sostener toda una trama alrededor de una anécdota tan poco sustanciosa, que se estira y estira sin posibilidad de extraer nada más que un puñado de gags de muy baja estofa. El director de 'Señor, dame paciencia', Álvaro Díaz Lorenzo, firma una comedia en la que la caricatura torpe es el único rasgo de identidad. Tiene una capacidad nula para aguantar el timing de la comedia, lo que nos hace plantear hasta qué punto este tipo de productos resultan nocivos para un género que nos debería hacer reír en vez de provocar vergüenza ajena.