[title]
No necesitas ser menor de 10 años, ni haber visto las dos películas anteriores, o la serie de televisión Los pingüinos de Madagascar para divertirte, ahora sí que como enano con las peripecias de Alex el león, Marty la cebra, Gloria la hipopótama, Melman el jirafo, Julien el rey lémur con su séquito y la mafia de pingüinos. Sólo basta entender que: todos los animales hablan el mismo idioma (que los humanos no entendemos), que los pingüinos son los más inteligentes de todas las especies, que nadie cuestiona que el lémur es el rey de la selva, aunque todo mundo le haga caso al león, que los monos conforman un sindicato obrero, que los animales han de ser todos vegetarianos (o caricaturas) porque nunca los vemos probar ni perseguir alimento (de lo contrario se comerían entre sí), además de ser bípedos, y que pueden construir aviones, conducir trenes y montar un circo. Una vez entendido esto, fijémonos en la que posiblemente sea la villana más grandiosa de toda la historia de los dibujos animados, que supera con creces a la reina de Blancanieves, a Cruella De Vil de los 101 Dálmatas. Se trata de la Capitana Chantel DuBois, la agente encargada de capturar animales para la policía francesa: es más resistente que Terminator, más aferrada que el Coyote tras el Correcaminos, canta como Edith Piaf, olfatea como sabueso, esquiva las bananas como Neo (bueno, esto ya es un cliché) y nunca se quita su uniforme. Pero los guionistas han hecho una trama mucho más interesante que una persecución de animales que inicia en la sabana africana, pasa por Montecarlo, Roma, los Alpes suizos, Londres y llega a Nueva York. Hace un homenaje a Fellini, responde al Cirque du Soleil que no tiene animales, y propone uno que no tiene humanos, y ofrece una metáfora de la estupidez del amor que involucra a una osa motociclista. Por cierto, vela en 3D: te sacará un par de buenos sustos.