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Extendiendo la mitología de la familia Sawyer, llega esta película que resulta tan inútil como habíamos pensado que sería. Tenemos partes de la historia original y cortes de extremidades en 3D, pero sin duda se queda corta en comparación al terror que generó la cinta original de Tobe Hooper en 1974.
Después de enterarse de que es adoptada y ha heredado una casa de una abuela que nunca conoció, Heather (Alexandra Daddario) hace un viaje por carretera a Texas con su novio Ryan (Trey Songz), su amiga Nikki (Tanya Raymonde) y Carl (el hijo de Clint Eastwood, Scott). Después de un viaje en autopista, los amigos llegan a la imponente propiedad, sólo para encontrar que Leatherface (Dan Yeager) se ha ocultado en el sótano desde entonces.
La coherencia cronológica no es el punto fuerte del script, pero al menos los escritores Adam Marcus, Debra Sullivan y Kirsten Elms han hecho algunos intentos para revivir la historia familiar de los Sawyer. Si el director sólo hubiera limitado la acción a la casa heredada y a la retorcida narración de este escenario sería mucho más divertido. En su lugar, la acción se divide en varios lugares. Dedicarle tanto tiempo a la historia familiar, una vez más, vuelve a la película tediosa y no entrega la intensidad de pesadilla requerida.