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Estamos en época de biopics: después de Diana y de Grace Kelly, ahora le llega el turno al pintor Turner. El director de esta biografía filmada es Mike Leigh, un cineasta que sabe instalarse en el retrato satírico sin caer en la caricatura: aquí, Timothy Spall interpreta de forma estridente al pintor británico, a partir de gruñidos y gestos malhumorados. La propuesta de Leigh funciona en el momento de definir al Turner más maduro e íntimo. En cambio, fracasa en su intento de filmar la fuerza de su obra pictórica. Esta es la primera película que Leigh graba completamente con una cámara digital. Prescindir de la textura del film a la hora de trasladar al cine la esencia de un pintor que capturó como pocos las posibilidades de la luz no deja de ser una decisión cuestionable.