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"No tenemos el privilegio de estar en contra de la guerra, estamos casadas con ella", dice Lisa (Sharon Horgan), mientras que el coro de esposas militares de Flitcroft se transforma en un grupo que protesta por la guerra de Afganistán. Con sus hombres en servicio activo, estas mujeres se quedan en un cuartel del ejército vacío tratando de no temer lo peor. Esta es una pregunta especialmente grande para Kate (Kristin Scott Thomas), cuyo hijo murió en el último periodo de servicio.
Como distracción, Kate se concentra en el trabajo de Lisa como organizadora comunitaria para las esposas. Codirigen un coro con una despreocupación estudiada que no engaña a las otras mujeres. La suya es una guerra de clases, como se expresa cuando Kate dirige el coro a través de referencias clásicas, mientras que Lisa insiste en la música pop. Hay una tensión divertida entre los dos, con Scott Thomas apoyado en la frescura de la clase alta y Horgan acampando la sal de la tierra.
Al igual que con The Full Monty, el director Peter Cattaneo le da a cada miembro de su elenco un momento para brillar. Ya sea por la incapacidad de cantar en sintonía o procesar el impacto de una muerte, cada subtrama se relaciona con el poder de la comunidad.
Se tocan notas cálidas, divertidas y conmovedoras a medida que el coro se transforma del coro de un gato a uno muy sofisticado. Sin embargo, el tercer acto está empantanado con detalles de la historia dde Kate, y lo que debería ser un final eufórico y catártico es decepcionante. Aún así, un acto en solitario brilla: Scott Thomas es capaz de conjurar capas de emoción torturada con solo contestar un teléfono.