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Eran desagradables y agresivos, las canciones que hicieron prácticamente no tenían sentido y algunas veces parecía que estaban en ese negocio tanto por la fama como por la música, pero –¡gracias Dios!– en su mejor momento era algo digno de contemplar. El conmovedor documental de Mat Whitecross sigue a la banda a través de los que, admite Noel Gallagher, eran “los años de gloria”: desde sus primeras prácticas en el sótano del Manchester Boardwalk, en 1991, hasta que tocaron frente a 250 mil personas en Knebworth, sólo cinco años después.
Las entrevistas que aparecen se restringieron casi exclusivamente a la banda y personas de su círculo más inmediato –no hay fans celebrities, ni críticos culturales y mucho menos se hacen menciones a Blur innecesariamente–, lo que convierte al documental en una historia puramente personal sobre un grupo de chicos cuya pobreza, aburrimiento y traumas de la infancia los impulsó a crear algo hermoso.
Y pese a todas las primeras planas amarillistas y los podridos álbumes como solistas, es fácil olvidar lo carismáticos que pueden ser Liam y Noel. Si Oasis: Supersonic captura lo que realmente se siente tocar en un concierto, lanzar tu primer disco, estar durante cinco días con el efecto de las mentanfetaminas y luego entregarse en el escenario del Whisky a Go Go, en gran parte es gracias a su articulación, arrogancia, melancolía y sus contundentes e hilarantes reminiscencias.