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Dos o tres cosas que podemos aprender de la última película de Ventura Pons. Que Teresa Gimpera se parece cada día más a Rosa Maria Sardà. Que, en tiempos digitales, la retroproyección aún sirve para hacernos creer que dos personas conducen por Los Ángeles. Que en el cine Texas hay colas que se comen la cola (culpa de la entrada, que es muy económica). Que los jóvenes deben suplir con entusiasmo y buen humor la falta de oportunidades para encontrar trabajo. Que hablar a cámara no es garantía de establecer un diálogo con el espectador. Que los adeptos de Francisco Franco siempre acaban por morirse. Que siempre nos quedarán las 'esteladas'. Que la memoria histórica tiene tanto que ver con la Sección Femenina como con el Gato Pérez. Que Pedro Ruiz aún está vivo. Y que la vitalidad, el cariño y la amistad no son suficientes para hacer una buena comedia.