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Partes de una familia

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Partes de una familia
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Un mero ejercicio universitario que debió quedarse en un aula para que fuera evaluada por unos cuantos profesores pero que, por alguna inexplicable razón, se logró colar al cartel de un festival. Esa es la primera impresión que se tiene cuando se ha llegado a la mitad de este documental con tintes autobiográficos.

Existe una nueva moda en el género (adoptada rápidamente por estos lares), que consiste en querer mostrarnos (de forma descontextualizada) la cotidianidad de la familia, alguna amistad cercana o bien, un conocido del director; intentando que genere empatía y cierta curiosidad por la vida de estos personajes. El inconveniente: por lo general no tienen mucho qué decir y sus conflictos son poco extraordinarios.

En este caso conocemos a Gonzalo (un reconocido pediatra ahora retirado, que se dedica a escribir una novela cuyos extractos que lee a cuadro son tan malos que uno entiende por qué ninguna editorial le ha hecho caso) y a la sumisa ama de casa Georgina, quienes resultan ser los padres del realizador. Al parecer, sintió la urgencia de grabar cómo ambos vegetan en su inmensa casa, que planean vender, a las afueras de la ciudad. Mientras tanto, evidencian que su matrimonio de varias décadas ya sólo es una colección de reproches, frustraciones y añoranzas: todo como preámbulo al esperado día que Gonzalo cumpla ochenta años y se decida saltar en paracaídas. Pero… ¿en verdad debería uno de interesarse en ello?

Escrito por Alberto Acuña
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