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En esto Erasmo se equivocaba: a la locura no se llega por voluntad. Esta es una película manicomial, de nervios crispados y bilis más negra que el petróleo. La historia de una mujer influenciada, en el sentido menos tierno de la expresión de Cassavetes. El grito ahogado de una criatura dominada por el descontrol doméstico, con el vientre sometido a una rutia de embarazo tras embarazo. Una víctima al límite que implora una mano amiga para poder salir del abismo, un horno con la puerta abierta a la espera de que meta la cabeza. Una Blanche DuBois fatigada y siniestra que no encontrará consuelo en ningún baño de agua fría.