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Creo que en todo el tiempo que hace que escribo en Time Out, nunca me había parecido tan difícil valorar una película con estrellitas. Al fin y al cabo, ¿qué sentido tiene poner nota a una cinta hecha exclusivamente para los fans de una saga de terror iniciada en 1979 y que llega a su quinta entrega (la primera que no firma Don Coscarelli, aquí productor y coguionista) con bastantes canas y ciertamente oxidada, pero también con una entrañable sensación de familiaridad? No os confundáis: los tres puntos que veis aquí son un reconocimiento moral a una mitología fantástica que se ha ido forjando sin prisas -y casi siempre desde la independencia- alrededor de una pequeña familia creativa que recientemente perdió a su patriarca Angus Scrimm, el terrorífico Hombre Alto. Pero la buena voluntad de 'Phantasma: Desolación' queda lejos de la imaginación que caracterizaba al filme original, una pesadilla que cautivó a espectadores tan ilustres como J.J. Abrams y que aún hoy, si se revisa, resulta fascinante.