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¿Hasta qué punto la intolerancia y el miedo a la otredad provocan los actos de barbarie más reprobables? Con un inteligente montaje, basado únicamente en imágenes de archivo (noticieros, videos propagandísticos e institucionales y principalmente lo captado en una larga audiencia pública), el director debutante Jason Osder exhibe uno de los casos más infames que ha registrado la ciudad de Philadelphia, mismo que él siguió atentamente por televisión cuando apenas había cumplido once años.
A inicios de los setenta, el surgimiento del grupo activista de extracción afroamericana MOVE representó una amenaza para el departamento de policía de la ciudad por no compartir su misma postura ideológica acerca de cómo conducirse en sociedad (practicantes de una religión de nuevo cuño viviendo en una comuna, vegetarianos, sin contacto alguno con la tecnología y los servicios sanitarios básicos…). Más de una década de enfrentamientos, amenazas, protestas, detenciones injustificadas y muertes en ambos bandos, tuvo su funesto clímax el 13 de mayo de 1985 cuando la policía, al tratar de desalojar a los miembros del grupo, optó por una medida drástica que se salió de control: lanzar una bomba desde un helicóptero.
En cuestión de minutos comenzaría un aparatoso incendio (que a la postre arrasaría con más de sesenta casas). Por medio de los testimonios arrojados en aquella extenuante auditoría (que van desde el alcalde de la ciudad, pasando por policías involucrados, sobrevivientes de MOVE, hasta habitantes damnificados), se va revelando no sólo la inoperancia gubernamental y policial, sino una indignante ignorancia de prácticamente todos los locutores reunidos en esa sala de juntas. Cada nueva intervención es más escandalosa e incómoda que la anterior, logrando cuestionar con contundencia las acciones de los que vemos en pantalla, pero de algún modo, también las nuestras.