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Ruby, la chica de mis sueños

  • Cine
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

En el mito de Pigmalión, un rey se enamoró de una de sus escultura y gracias a una intervención divina, Galatea cobró vida y fueron felices para siempre. Cientos de años después, Calvin, un escritor deprimido comienza a soñar con una chica a la cual llama Ruby Sparks, al despertar decide plasmarla en papel: la dota de un pasado, una profesión e ídolos pop. Ruby comienza a ser una válvula de escape, una forma de evadir su soledad y bloqueo mental, hasta que un día, sin razón y mucho menos intervención divina, ella aparece dentro de su casa.

Ruby es literalmente la chica perfecta: Calvin sólo debe escribir algo sobre ella y se transforma en realidad (hablar en francés, cocinar y estar enamorada de él); sin embargo, y a diferencia de un puñado de comedias románticas, en esta cinta no se exploran las mieles empalagosas de los sentimientos, sino las consecuencias de aquellas relaciones posesivas, donde la obsesión y el orgullo se confunden con amor.

Dayton y Faris regresan después de seis años de ausencia y al igual que en su ópera prima, Little Miss Sunshine, retratan a una baraja de personajes taciturnos y ensimismados; Dano, como un prodigio de la literatura tiene distintos matices que van desde la timidez a un arranque de ira, en el mejor papel de su carrera; pero quien se roba el filme es Zoe Kazan (también guionista) quien dota a su Ruby de una vitalidad contagiosa y logra que olvides que es un personaje imaginario. Su actuación traduce uno de los conceptos primordiales del film: Calvin y Ruby no pueden ser felices porque el amor no es recíproco. El amor de ella no existe, porque ella no tiene la libertad de elegir qué sentir. 

La cinta es un buen ejercicio de metaficción, aunque le falta esa malicia psicológica de guiones similares escritos por Charlie Kauffman (Adaptation y Eterno Resplandor podrían ser primos lejanos de Ruby Sparks), pero los directores suplen estas carencias, enfocándose en el poder de curación que tiene la literatura;  aunque irónicamente, Ruby no funge como una musa, sino como una catarsis para que Calvin logre entender su propia existencia y talento. Ruby Sparks es de las mejores historias de amor del año y candidata a Mejor Guión Original, pero también una película que demuestra que al final todos queremos a la mujer de nuestros sueños. Lo importante no es buscarla, sino saber qué hacer al encontrarla.

Escrito por Daniela España
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